Estimados lectores de ciencia, historia y misterio, el blog que estáis viendo ha quedado prácticamente vacío de contenidos por una decisión personal de su autor, que ahora escribe. También he retirado los links de descarga y los audios que estuvieron disponibles gratuitamente para los interesados.
Sin embargo, cuidado no caigamos en conjeturas fáciles y conspiranoias, ya que ni he recibido amenazas personales ni me han retirado la palabra los amigos y familiares, ni me han despedido del trabajo por motivo de esta herética obra, sino que ha sido un decisión meditada, razonada y nacida del corazón.
He retirado el libro "El Evangelio de Hermes" con la conciencia clara y limpia de interacciones externas, simplemente porque siento que, francamente y sin ánimo de menospreciar a nadie, no creo que el lector de tipo medio esté capacitado para entender esta obra.
No creo que sea éste el momento de publicar los resultados de mis investigaciones acerca de la historicidad e historiografía de Jesucristo, sencillamente porque no siento que la humanidad esté preparada aún para recibir un impacto por parte de la arqueología literaria de la magnitud que presento en mi libro, directamente sobre la base misma de nuestra cultura occidental.
He paseado mi libro por un sin fin de editoriales, y amablemente me han dicho que no se publican obras de escritores noveles sin haber sido consagrados por el mundo periodístico, al académico filológico-histórico, o alguno de los diversos premios literarios, pero sé bien que la verdadera razón, y la verdad es lo que casi siempre se oculta, es que mi obra no creo que sea comercial, no creo que sea una obra para todos los públicos, y la gestión editorial es un negocio. Nadie edita por amor a la humanidad.
No se trata de una aburrida tesis doctoral, pero tampoco es una novela histórica y de misterio como las de Dan Brown. Literariamente es muy sencilla y fácil de entender, pero los mensajes son muy directos y difíciles de digerir para una mentalidad occidental de tipo medio.
Por todo ello, me guardaré de nuevo estos secretos y los pondré donde los encontré, para que en un futuro no muy próximo algún obstinado investigador de lo prohibido tenga la desgracia de encontrarlos.
Dejaremos a Jesucristo en paz haciendo las delicias de los altares romanos, y me dedicaré a promocionar mis otros libros y a seguir investigando en los vertederos de la historia que finamente llamamos yacimientos, y en otros libros y legajos espurios, sin padre, apócrifos y flameados escritos en lenguas muertas, o muy maltratadas. Es un vicio que no puedo dejar.
Por lo demás, no descarto la posibilidad de publicar aquí en el futuro algún post relacionado con la memoria destruida de Jesucristo, intentando ser lo más progresivo posible, y también respetuoso con la diversidad de creencias basadas en la versión romana, tradicional o canónica de este gran maestro y adalid judío.
Cualquier comentario, será recibido con gusto.
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